Desde que el hombre empezó a caminar erguido, lo hizo de la mano del diseño: diseñó los utensilios que le permitieron evolucionar y sobrevivir; las pinturas rupestres, el mundo de lo mágico, obedecían también a un diseño que tenía muy en cuenta los materiales y los soportes; la rueda fue producto de un diseño exitoso… y así a lo largo de toda nuestra evolución. Desde el diseñador total como Leonardo, hasta Warhol y sus sopas… o cualquiera de nosotros en nuestra humilde escala (¡y a veces no tan humilde!). El diseño siempre nos acompaña, sirve para diferenciar, para dar a conocer, para facilitar la vida o simplemente para embellecer; la cuestión es que está ahí para construir un mundo mejor, un futuro que se empieza a desarrollar en el diseño de hoy. Y no hace falta pensar en el diseño como algo de magnitudes casi inabarcables: no hace falta diseñar la Capilla Sixtina… el diseño está presente en todo lo cotidiano, desde el envase de leche que abres cada mañana hasta el libro que te lees por la noche en la cama.
Sugerencia: echa mano del diseño como metodología para avanzar; sin un buen diseño hoy, no hay futuro brillante. No hay avance.
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